martes, 24 de febrero de 2015

GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS TIC PARA FAMILIAS


Esta Guía de buenas prácticas TIC para familias se publica como apoyo a las actuaciones de la Red de Escuelas Digitales de Castilla y León Siglo XXI. Sin embargo, sus contenidos pueden aplicarse al uso de cualquier conexión a Internet en el ámbito del hogar. Alguno de los consejos se refieren a los miniportátiles RedXXI, pero la mayoría se aplican a cualquier ordenador con conexión a la Red (o incluso a otros aparatos como algunas videoconsolas o accesorios para Internet móvil).



Una de las primeras contribuciones de las familias es ayudar a sus hijos e hijas a planificar convenientemente los tiempos de uso del ordenador: establecer y hacer cumplir un horario (con cierta flexibilidad, pero con criterios claros)
  • Las posibilidades de consulta de información, ocio o relaciones sociales con las TIC son casi ilimitadas. Pero hay que evaluar el tiempo de uso acumulado o la proporción entre ese tiempo y el rendimiento obtenido.
  • Hay que evitar usos obsesivos: las familias juegan un papel fundamental en la regulación del tiempo de uso (marcando horarios para tareas escolares, y delimitando también un tiempo para el ocio o las relaciones sociales on-line), procurando también espacios y tiempos para interacción personal presencial. En casos extremos se puede llegar a generar un problema de aislamiento.
  • La labor de las madres y padres ante el desarrollo de las tareas escolares cobra nuevos matices: los adultos no necesitan ser usuarios expertos de las tecnologías de la información y la comunicación, pero deben mostrar sensibilidad ante las ventajas de su uso. Además, hay un amplio campo de apoyos que pueden y deben prestar.



Algunas tareas escolares pasan por la búsqueda de información en Internet: hay que “filtrarla” y evaluar su calidad.
  • Es conveniente sacar el máximo partido posible a los motores de búsqueda de contenidos, evaluando quién ofrece una información (particulares, organizaciones, entidades educativas, centros oficiales…), o contrastando varias fuentes sobre un mismo campo.
  • Una buena práctica es utilizar los motores de búsqueda avanzados (que únicamente muestran las páginas web que cumplan determinadas características, como fecha de publicación, tipo de archivo, etc.)
  • Las familias pueden ayudar a evitar uno de los defectos más frecuentes en los contenidos procedentes de Internet: el plagio de trabajos ya realizados (aunque sean de libre distribución).

En todo caso, los padres deben ser sensibles ante una nueva realidad: uno de los retos escolares del presente consiste precisamente en la habilidad de encontrar, evaluar, manipular y comunicar información procedente de un medio tan heterogéneo como Internet.


Otra de las contribuciones que las familias pueden realizar para el buen uso del miniportátil (o de otro ordenador) se refiere a la aplicación de cuidados básicos en su uso, como son:
  • Evitar riesgos físicos como el derramar comida o bebida sobre el teclado (uno de los principales enemigos del portátil), ponerlo en focos de calor (radiadores, calefactores…), elevada exposición a rayos solares o radiaciones de otros tipos (microondas, televisores, frigoríficos…: debe evitarse dejarlo a menos de 20 cm. de electrodomésticos). Cuidado con los imanes.

    • Manipular el ordenador evitando golpes bruscos o abatir con demasiada fuerza la pantalla, etc. No colocar nunca peso encima del miniportátil cuando esté cerrado.
    • Limpiar la pantalla o los demás componentes externos sin emplear productos que lo dañen (alcohol o detergentes). La carcasa y teclado pueden limpiarse con un paño ligeramente humedecido. Evitar rayar la pantalla o el teclado.
    • Llevarlo a clase con la batería cargada si así lo dispone el centro educativo, respetando los periodos de carga (evitando el sobrecalentamiento) y descarga de la batería.
    • Respetar el ciclo de apagado, evitando daños en la memoria al desconectar indebidamente la batería y cargador.
    • No instalar o desinstalar ningún programa no indicado o autorizado por los centros escolares, ni modificar ningún elemento o configuración del mismo.
    • Comunicar incidencias y fallos del aparato.


    Entre las recomendaciones aconsejables:

    • Colocar el ordenador en un espacio común de la casa (salón…), o en un lugar accesible a los adultos. Muchos de los riesgos de uso se evitan cuando se impide que los ordenadores estén en funcionamiento en los dormitorios o cuartos de los menores.
    • Situarlo en una superficie plana y estable, sin vibraciones, limpia de productos químicos y de polvo que puedan filtrarse a su interior, y a ser posible no brillante (evitando las de cristal) y de color claro.
    • Buscar posiciones y ubicaciones en las que la luz sea adecuada, evitando reflejos, alto contraste entre la pantalla y la oscuridad del ambiente, etc.
    • La postura respecto al ordenador debe respetar estas pautas: los ojos deben estar situados enfrente y a una distancia de 45-80 centímetros (al menos el doble de la diagonal de la pantalla), situando la parte superior de la pantalla ligeramente por encima de la altura de los ojos, la espalda recta y reposada la zona lumbar sobre el respaldo de la silla (y los glúteos completamente apoyados en la superficie de la silla), el ángulo de rodillas y codos de 90º.
    • Es conveniente acostumbrar al menor a levantar la vista de la pantalla cada 15-20 minutos, fijándola en un punto alejado, y no permanecer en la misma postura de trabajo durante más de una hora (es preciso hacer pausas, estirar las piernas y espalda, etc.)

    Las familias pueden contribuir a seleccionar la mejor ubicación del ordenador en el hogar, y favorecer las condiciones para la correcta salud postural por parte del menor (www.espalda.org)


    Otra importante contribución de las familias al buen uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación es su contribución a preservar la propiedad intelectual en el uso de contenidos digitales.

    • Los padres deben concienciar a los menores de que los materiales circulantes en la red, pese a las facilidades de acceso y difusión, no siempre son de uso libre.
    • Algunas plataformas de intercambio de archivos (denominadas redes “P2P”) incurren en prácticas ilegales, al difundir contenidos (películas, canciones, programas, libros, etc.) sobre los que existen derechos de autor sin una autorización. Participar en esta práctica puede ser constitutivo de delito. Lo mismo sucede con algunos contenidos como fotografías, etc.
    • Algunos buscadores permiten filtrar los contenidos en función del tipo de licencia que tengan (de libre distribución o uso, por ejemplo), mientras que algunos materiales se difunden con licencia Creative Commons (CC), que autoriza el uso y explotación de la obra publicada en Internet bajo diferentes condiciones.

    Un mundo en meteórica evolución, como el de las tecnologías de la información y la comunicación, se presta a la existencia de novedades en cuanto a herramientas (ordenadores, teléfonos móviles y todo tipo de complementos…) o programas y servicios. Además, es indudable que las TIC gozan de un gran prestigio social. La unión de ambos factores provoca que muchos usuarios deseen estar permanentemente “a la última” en cuanto a las dotaciones tecnológicas, lo que resulta poco menos que imposible. A esta tendencia consumista algunos sociólogos la denominan “tecnonarcisismo”.
    Estamos, por tanto, ante un nuevo reto: educar a los menores como consumidores de productos tecnológicos.

    • Existen multitud de servicios y programas gratuitos, que pueden sustituir exitosamente a los de pago.
    • Las prestaciones de gran parte de las tecnologías que un menor adquiere en el mercado son muy superiores a sus necesidades reales como usuario. Un buen uso y el correcto mantenimiento de su portátil y otros aparatos pueden proporcionar mejores prestaciones que máquinas nuevas.
    • Aunque desde los centros educativos se promueve esta dimensión de la educación en valores, es importante que las familias –quienes tienen la última palabra en las decisiones respecto al consumo de los menores- colaboren, haciendo reflexionar al menor sobre la necesidad de racionalizar su relación con estas tecnologías, que usan un marketing sofisticado y recurren a productos muy atractivos e indudablemente con excesivo prestigio entre los jóvenes.
    Una importante contribución de las familias a la correcta relación del menor con las tecnologías emergentes tiene que ver con sus actitudes como “consumidor”.



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