ENLACE A LA PRIMERA PARTE
Esta segunda parte surgió de forma absolutamente espontánea. Al encontrarnos con todas las caras divididas en dos partes se me ocurrió mezclarlas entre sí y dejé que los alumnos lo hicieran, con la única condición de que usaran una de sus partes y la completasen con la otra parte de quien quisieran.
De esta forma pude hacer un pequeño sociograma en mi cabeza con sus afinidades grupales (y me llevé alguna sorpresa).
Además de que el resultado fue muy simpático pude dame cuenta que el ambiente que había al principio de la experiencia (muchas risas y comentarios algo ridiculizantes) cambió al final de la misma (las miradas eran más reflexivas y respetuosas), por lo que pensé que lo que había pasado era que al ver sus caras completadas con otras personas tendían a sentirlas como un todo de sí mismos y no veían tantos posibles defectos en los demás con lo que, al menos, se apreciaba una aceptación del otro como un igual y una identificación con los compañeros que antes quizás no habían llegado a experimentar.
Lo más increíble de todo es que efectivamente nuestra vista tiende a fundir las dos caras en una sola buscando puntos en común en las dos mitades
Estos son algunos de los resultados